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Olvido

 

Estaba ansiosa por llegar y volver a ver a todos. Las vacaciones le habían parecido una eternidad, especialmente en ese viaje familiar que le había obligado a estar prácticamente aislada de sus amigos.

 

No podía esperar para hablar con las chicas y ponerse al día. Bueno, ella no tenía nada tan interesante que contar. Su bisabuela seguía enferma pero sin ninguna novedad y toda su familia seguía pendiente de ella. Pero esperaba que las vacaciones de sus amigas hubieran sido más divertidas.

 

Además quería hablar con su amigo. Antes de que se fuera, él le había pedido que salieran. Ella no había podido, pero había pasado esas dos semanas alimentando la esperanza de llegar a ser su novia. Le gustaba. Era exactamente la clase de chico que nutría su ilusión de que no todos fueran iguales.

 

Cuando llegó a la escuela, ella y sus amigas se reunieron con esa típica efusividad de las adolescentes después de vacaciones. Se abrazaron y comenzaron sin dilación a dar cuenta de todas las novedades y chismes.

 

Más tarde, en el curso, por fin lo vio. Estaba sentado charlando con otros chicos. Se veía feliz. Pero no la miró ni se le acercó. ¿Por qué no lo haría?

 

Esperó. La profesora llegó y no pudieron hablar.

 

Cuando llegó el recreo, ella se levantó para saludarlo. Él le dio un beso en la mejilla y le respondió al saludo de forma mecánica. ¿Qué le pasaba?

 

Ella le preguntó sobre sus vacaciones y las respuestas de él fueron vagas, imprecisas, sin interés. Entonces, se disculpó y salió fuera del curso con sus amigos.

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