Celular
Ya estaba cansado de que siguieran usándolo.
Al principio no le molestaba prestar sus servicios. Pero, beneficio va, beneficio viene, la voz se corrió y ahora todos querían usarlo todo el día.
Estaba cansado. Casi no tenía energía, pero a nadie parecía importarle. Seguían y seguían requiriendo que trabajara. No importaba si era de día o de noche, siempre acudían a él. Y pobre de él si ese día andaba lento o las energías se le acababan pronto.
No había lugar para los errores, para los agotados, ni siquiera para los desactualizados.
Qué importaban sus deseos o necesidades. La cosa era servir o pasar a la historia. Siempre es mejor ser usado sin cariño que ser abandonado por el sistema.
Después de todo, ¿con qué otra cosa puede soñar una máquina?